domingo, 5 de octubre de 2014

La ladrona de libros Autor: Markus Zusak

La muerte y tú
Primero los colores.
Luego los humanos.
Así es como acostumbro a ver las cosas.
O, al menos, así intento verlas.
UN PEQUEÑO DETALLE:
Morirás.
Sinceramente, me esfuerzo por tratar el tema con tranquilidad, pero a casi todo el mundo le cuesta creerme, por más que yo proteste. Por favor, confía en mi. De verdad, puedo ser alegre. Amable, agradable, afable... Y eso sólo son las palabras que empiezan con "a". Pero no me pidas que sea simpática, la simpatía no va conmigo.


RESPUESTA AL DETALLE 
ANTERIORMENTE MENCIONADO:
¿Te preocupa?
Insisto: no tengas miedo.
                                                  Si algo me distingue es que soy justa.
   Por supuesto, una introducción.
   Un comienzo.
   ¿Que habrá sido de mis modales?
   Podría presentarme como es debido pero, la verdad, no es necesario. Pronto me conocerás bien, todo depende de una compleja combinación de variables. Por ahora baste con decir que, tarde o temprano, apareceré ante ti con la mayor cordialidad. Tomaré tu alma entre mis manos, un color se posará sobre mi hombro y te llevaré conmigo con suma delicadeza.
   Cuando llegue el momento te encontraré tumbado (pocas veces encuentro a la gente de pie) y tendrás el cuerpo rígido. Esto tal vez te sorprenda: un grito dejará su rastro en el aire. Después, solo oiré mi propia respiración, y el olor, y mis pasos.
   Casi siempre consigo salir ilesa.
   Encuentro un color, aspiro el cielo.
   Me ayuda a relajarme.
   Aveces, sin embargo, no es tan fácil, y me veo arrastrada hacia los supervivientes, que siempre se llevan la peor parte. Los observo mientras andan tropezando en la nueva situación, la desesperación y la sorpresa. Sus corazones están heridos, sus pulmones dañados.


Aporte: Emilia Telesca


viernes, 3 de octubre de 2014

Eleanor & Park Autor: Rainbow Rowell

Ya no intentaba evocar su recuerdo.
Ella volvía cuando quería, en sueños, en mentiras
y en vagas sensaciones de algo ya vivido.
A veces, por ejemplo, veía de camino al trabajo a una pelirroja
plantada en una esquina y por un estremecedor instante habría jurado que
era ella. Pero enseguida advertía que la chica era más bien rubia.
Además, sostenía un cigarro... y llevaba una camiseta de los Sex Pistols.
Eleanor odiaba a los Sex Pistols.
Eleanor...
De pie a su espalda hasta que él se volvía a mirar. Tendida a su lado
justo antes de despertar.
Comparado con ella, el resto de mundo era gris y aburrido. Los demás
nunca daban la talla.
Eleanor, que lo estropeaba todo.
Eleanor, perdida.
Ya no intentaba evocar su recuerdo.

Aporte: Emilia Telesca